Yo soy Jezabel, nacida Sara, bautizada por el hombre como tal. Sigo aquí, aunque siento cómo se acerca de nuevo el momento de la transmutación. No creo que quede demasiado tiempo, pero procuraré, en ese lapso, dar a conocer algo de mi historia, no para ser redimida ni para que sientan lástima de mí. Afortunadamente, estoy comenzando a despersonalizar lo que me rodea, y eso juega a mi favor a la hora de calibrar las opiniones ajenas.
Nací hace muchos, muchísimos siglos, -o debería decir muchas vidas-, y he sido denostada tanto por la Historia oficial, como por las leyendas. De cualquier manera, ha pasado mucho desde que, por ignorancia y temor, me arrojaron por aquel ventanal y los perros y otros animales probaran mi sangre, como para preocuparme ahora por la credibilidad de mi relato.
Estoy aquí, y por el momento, me basta con no haber perdido el sentido de mi identidad. Debo advertir al lector desprevenido que caiga en este virtual universo de delirios, que no fué Jezabel mi primer nombre, pero sí el que mejor encajaba en esta personalidad que cada vez es más...¿involucionada? No. En absoluto, eso sería usar criterios que mi moralidad no acepta. El alma debe evolucionar hacia lo que verdaderamente es, perfeccionarse en su misión, Destino o como se le quiera llamar. Y no todos tendemos a la Bondad Infinita. Ni muchísimo menos.
En esta existencia he disfrutado muchísimo, he VIVIDO, aunque en ocasiones ello haya significado llorar hasta la desesperación, reir hasta la histeria, rozar el Paraíso o el Infierno con la punta de los dedos o con cada molécula de mi piel, bordear la locura del asesinato o danzar con la Muerte en torpes parodias de suicidio que hoy llaman "automutilación". Prefiero, entre paréntesis, y personalmente, la palabra "escarificación". He amado hasta el límite de mis fuerzas, he odiado hasta la rendición, he exprimido la vida hasta la última gota como un amante o un vampiro harían, he dejado que mi llanto se desbordara despreciando la luz de un nuevo amanecer, y he gozado al mezclar mi risa con el delicioso canto de los truenos. En resumen: dejaré esta existencia como antes dejé otras: habiendo vivido al máximo, pero dejando cuentas pendientes por saldar.. Me queda, al fín, el consuelo de que regresaré, y de que la próxima vez quizás tarde menos en tomar conciencia de todo lo anterior...