sábado, 14 de septiembre de 2013

SED.




De tanta sangre como he perdido
se desvanece mi sombra
en bosques y montañas...
Me niegan los espejos, los ríos
se secan sólo por no darme el consuelo
de hacerme saber que existo,...
mis múltiples dobles me evitan
y hablan letalmente en idiomas olvidados...
Y yo ya no soy yo,
ni siquiera cuando duermo,
y de nada me sirve
alzar mis brazos heridos a un cielo
vacío de dioses y de estrellas:
ni mi clamor
ni mi silencio serán atendidos...
De tanta sangre como he perdido
ya se ha helado mi reflejo
en los infinitos caminos del invierno,
y aunque siempre fuiste tú
a quien buscaba,
tu nombre ya no da calor a mis labios
y sólo deja en mi boca
el sabor oxidado del olvido...
...Si alguna vez supe amar,
ya lo he desaprendido...