lunes, 4 de febrero de 2008

SUEÑO (?)


Estoy en el Casino...Hoy día, tras tantos años de abandono y obras dudosas, es "algo oficial", pero no me preocupo de qué, puesto que ya no es lo que era...pero veo aquel verano del 36, soy un fantasma del futuro que ve a esos hombres llamados legionarios y a los Falangistas, ebrios de alcohol y de sangre, tan odiosos en su arrogancia y patriotismo...tan atractivos en sus uniformes, ya no tan bien planchados como antes...Algunos están sombríos en esas butacas tan cómodas para sus cuerpos, -perdida la mirada en el vacío o en lo que han perpetrado-, pero tan extrañas a sus espíritus asesinos, mas otros recorren las anchas escaleras arriba y abajo, con sus copas en la mano, bajo esa luz dorada que atenúa imperfecciones, el eco de sus voces victoriosas resonando en los altos techos.

Me acerco a algunos de ellos, invisible como soy en el pasado, mis sentidos alerta, todos ellos y alguno más, me advierten de la tristeza y horror de lo que han hecho horas antes, pero mis lágrimas no llegan a ese lejano verano de hace más de 70 años. Porque una parte de mí está fascinada por ellos, -condenación que habría de perseguirme en el futuro-, como lo estuve en Auschwitz.. Quisiera ser un ente corpóreo para acercarme a uno de ellos, alto, callado, orgulloso y cruel, aunque capaz de paladear el exquisito néctar de la sangre, y decirle: "Ven a mí, poséeme, mátame, no dejes que la Historia nos engulla como si lo habitual no fuera magia; vuelve a mí, consuma lo que habrá de consumarse y consumirse en el siguiente siglo. Ven a mí, mátame de nuevo..."

De repente, sólo veo el divinamente pintado techo de la sala de baile, azul, azul, azul...la satinada superficie del brillante suelo, y un susurro en la sombra, pues la dorada luz ha muerto: "Mátame tú, no quiero vivir, o te mataré yo, y no habrá más que la sangre en la nieve, y después la tormenta..." Tus manos en mi cuello, apretando, apretando, y tus dientes crueles y...

...en el siglo XXI, tus brazos en torno a mí, tus labios en mi cuello, en mi pecho, en mis piernas, en mi boca...tu voz enardecida:
"Otra vez, otra vez..Nada es real...o todo lo es...Ven..."
Mi voz estrangulada:
"Otra vez, amor...ven a mí. Dicen que el Infierno es la repetición, mas puede ser el Paraíso...Mátame."
"Oh, sí, el verano del 36 aquí, Egipto, Auschwitz, París en 1889, Babilonia..Siempre tú...para siempre..."

Después, la Eternidad nos devora.

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