Hemos regresado a nuestra senda
Tras recorrer con nuestra mirada ardiente
Este camino de cenizas y de piedra
Que en el fondo nos perteneció siempre.
Hemos vuelto tras recorrer tierras ajenas
Nos hemos arañado bajo cielos sombríos
Hemos comulgado en medio de la arena
Rituales milenarios de sangre y de vino.
Hemos renacido a realidades sin fronteras
Para no ver otro mundo que no fuera cuero
En mi piel y en mi alma cadenas
Que el dolor de esta herida me consuma en su fuego.
Hemos resurgido, y en tus brazos permanezco quieta
Estatua soy ahora que conozco otros lugares
Adonde sólo tú me conduces y me llevas...
¡Desdichado aquél que no conoce estos collares!
Hemos vuelto desde el lugar donde soy más bella
Rendida a tí, sangrante, muerta y resucitada,
En este bautizo sin nombre donde mi nombre es sierva
Donde si no es por tus manos... yo ya no soy nada...
1 comentario:
Me alegra saber que de nuevo vuelves a retomar con ilusión ese collar de esclava, ahora quiero pensar que él también tomará su látigo o su "espada" para iniciar el ritual del deseo de quedarse a tu lado.
Besos multicolores!
Publicar un comentario