domingo, 22 de junio de 2014

DESPEDIDA.

Con mano segura y pulso firme
cercenaré mis ojos que
vieron tanto y tan hermoso,
arrancaré este corazón
y lo arrojaré sangrante y vivo
para que lo devoren los lobos
y los cuervos y la noche;
y seré por fin estatua o árbol
que no sienta el fuego de la vida
consumirse dentro sin sentido,
y no tendré recuerdos,
ni sueños ni anhelos
que duelan por dentro como dagas.
Y seré bajo la luna
sólo sangre y olvido...
Para que yo ya no exista.
Para que tú nunca
hayas existido...

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