Te espero cada tarde,
como si aún fuera invierno,
te espero en las calles y en los bares,
odiando, indecisa, a un reloj incierto.
Te espero entre las sombras,
como si acaso no me dieras miedo,
y con más angustia mi pasión te nombra
herida como estoy en este infierno.
Te espero en las cenizas del pasado,
como si el esperar te adelantara,
y el tiempo se escapa como arena entre mis manos
mientras pienso al asesino en tu mirada.
Te espero cada tarde,
como si aún fuera invierno...
Y llegas al fín, y tu boca arde,
y es suicidio el amor en que me pierdo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario